“Para que conste en acta, no estoy embarazada. Lo que estoy es harta. Estoy harta del escrutinio y el “body shaming” que ocurre diariamente bajo la coartada del “periodismo”, “la primera enmienda” y las “noticias de celebridades”.
Si yo soy una especie de símbolo para la gente ahí fuera, entonces claramente soy un ejemplo del cristal con el que nosotros, como sociedad, miramos a nuestras madres, hijas, hermanas, esposas, amigas y compañeras de trabajo. La objetificación y el escrutinio al que sometemos a las mujeres es absurdo y alarmante. La manera en la que soy retratada por los medios de comunicación es simplemente un reflejo de cómo vemos y retratamos a las mujeres en general, comparadas con un retorcido estándar de belleza.
Este pasado mes en
particular me ha iluminado sobre cómo definimos el valor de las mujeres
basándonos en su estado civil y su maternidad. La cantidad de recursos
utilizados por la prensa para tratar de encubrir si estoy o no embarazada
señala la perpetuación de esa noción por la cual una mujer es de alguna forma
incompleta, fracasada o infeliz si no está casada y tiene hijos. En este último
aburrido círculo vicioso de noticias sobre mi vida personal ha habido tiroteos
masivos, incendios incontrolados, decisiones importantes del Tribunal Supremo,
unas elecciones que se acercan y un número importante de asuntos que merecen la
pena a los que esos “periodistas” podrían haber dedicado sus recursos.
Aquí es donde hago público este asunto: estamos completas con o sin un compañero, con o sin un hijo. Debemos poder decidir por nosotras mismas lo que es bello cuando se refiere a nuestros cuerpos. Esta decisión es nuestra y nuestra solo. Tomemos esta decisión por nosotras mismas y por las mujeres jóvenes del mundo que nos miran a nosotras como ejemplos. Tomemos esa decisión conscientemente, al margen del ruido de los tabloides. No necesitamos estar casadas o ser madres para ser completas. Podemos decidir nuestro “y comieron perdices” por nosotras mismas.”
Muy buenos días a todos.
Estos son unos fragmentos de la carta que Jennifer Aniston
escribió este miércoles en The Huffington Post (este es el enlace por si queréis leerla entera).
No me extraña que esté harta. Ninguna mujer debería ser
cuestionada por las decisiones que toma. Casada, en pareja o soltera; con
hijos, con perros, con gatos o sin ellos. Cada una decide su camino, y parece
mentira que aún hoy sea un tema al que mirar con lupa. Por supuesto, se mira
con lupa cuando se trata de una mujer. Porque cuando se trata de un hombre, nos
trae sin cuidado que sea soltero y que no tenga hijos. Es más, para muchos el
soltero sin hijos es un machote, un ejemplo a seguir. Otro símbolo más del
machismo que aún nos rodea.
Siguiendo la carta, llega un momento que habla de unas
fotografías en las que aparece con la tripa algo más prominente de lo habitual.
Según la prensa solo puede ser que esté embarazada o se haya abandonado. ¡Por
favor! En ningún momento nadie se plantea que, quizás (como ella misma explica), entre otras muchas
cosas, puede que su anatomía cambie de forma natural como nos pasa a todas las
mujeres. Todas, antes o después, llegamos a ese momento de la vida llamado
menopausia del que casi nadie habla en los medios de comunicación, como si
fuera un tabú. ¿Sabéis lo que pienso? Que el hecho de que la menopausia siga
siendo un tema restringido es otro signo de que quieren hacernos creer que la
vida de una mujer está acabada si no es fértil, joven y guapa. Cuando en
realidad, a medida que vamos avanzando en la vida, tenemos más cosas que
aportar porque somos más sabias y experimentadas. Que una mujer por tener 30,
40, 50, 60 ó 90 años no es menos mujer, ni deja de ser bella por el hecho de
cumplir años, de que su cuerpo y cara cambien y de que la gravedad vaya
haciendo su efecto.
Defiendo la vida que cada una quiera vivir.
Estoy segura de que ser madre es una experiencia maravillosa, y no hay nada más generoso que darle vida a una persona (por embarazo y
también por adopción, pues la vida no se da solo en la sala de partos), pero no
todas las mujeres quieren o pueden ser madres. Y no por ello son menos, ni tampoco más.
Yo aún no tengo claro si algún día seré madre. Ahora mismo no es
algo que desee, pero no sé lo que pensaré en el futuro. Mi vida no es
incompleta por no tener un hijo; no os imagináis lo
completa que es.
Lo que sí tengo claro es que si un día tengo una hija quiero que
viva su vida como ella quiera, que sus decisiones sean libres y que nadie le
diga lo que debe o no debe hacer para ser feliz. Que sus límites los ponga ella
y no los cánones de belleza, de tipo ideal de familia y de comportamiento que le quieran imponer.
Besotes y feliz finde.
Muy buenos días a todos.
Defiendo la vida que cada una quiera vivir.
Besotes y feliz finde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario