viernes, 15 de julio de 2016

La carta de Jennifer Aniston que no te dejará indiferente




“Para que conste en acta, no estoy embarazada. Lo que estoy es harta. Estoy harta del escrutinio y el “body shaming” que ocurre diariamente bajo la coartada del “periodismo”, “la primera enmienda” y las “noticias de celebridades”. 

Si yo soy una especie de símbolo para la gente ahí fuera, entonces claramente soy un ejemplo del cristal con el que nosotros, como sociedad, miramos a nuestras madres, hijas, hermanas, esposas, amigas y compañeras de trabajo. La objetificación y el escrutinio al que sometemos a las mujeres es absurdo y alarmante. La manera en la que soy retratada por los medios de comunicación es simplemente un reflejo de cómo vemos y retratamos a las mujeres en general, comparadas con un retorcido estándar de belleza. 

Este pasado mes en particular me ha iluminado sobre cómo definimos el valor de las mujeres basándonos en su estado civil y su maternidad. La cantidad de recursos utilizados por la prensa para tratar de encubrir si estoy o no embarazada señala la perpetuación de esa noción por la cual una mujer es de alguna forma incompleta, fracasada o infeliz si no está casada y tiene hijos. En este último aburrido círculo vicioso de noticias sobre mi vida personal ha habido tiroteos masivos, incendios incontrolados, decisiones importantes del Tribunal Supremo, unas elecciones que se acercan y un número importante de asuntos que merecen la pena a los que esos “periodistas” podrían haber dedicado sus recursos.

Aquí es donde hago público este asunto: estamos completas con o sin un compañero, con o sin un hijo. Debemos poder decidir por nosotras mismas lo que es bello cuando se refiere a nuestros cuerpos. Esta decisión es nuestra y nuestra solo. Tomemos esta decisión por nosotras mismas y por las mujeres jóvenes del mundo que nos miran a nosotras como ejemplos. Tomemos esa decisión conscientemente, al margen del ruido de los tabloides. No necesitamos estar casadas o ser madres para ser completas. Podemos decidir nuestro “y comieron perdices” por nosotras mismas.”



Muy buenos días a todos. 

Estos son unos fragmentos de la carta que Jennifer Aniston escribió este miércoles en The Huffington Post (este es el enlace por si queréis leerla entera).

No me extraña que esté harta. Ninguna mujer debería ser cuestionada por las decisiones que toma. Casada, en pareja o soltera; con hijos, con perros, con gatos o sin ellos. Cada una decide su camino, y parece mentira que aún hoy sea un tema al que mirar con lupa. Por supuesto, se mira con lupa cuando se trata de una mujer. Porque cuando se trata de un hombre, nos trae sin cuidado que sea soltero y que no tenga hijos. Es más, para muchos el soltero sin hijos es un machote, un ejemplo a seguir. Otro símbolo más del machismo que aún nos rodea.

Siguiendo la carta, llega un momento que habla de unas fotografías en las que aparece con la tripa algo más prominente de lo habitual. Según la prensa solo puede ser que esté embarazada o se haya abandonado. ¡Por favor! En ningún momento nadie se plantea que, quizás (como ella misma explica), entre otras muchas cosas, puede que su anatomía cambie de forma natural como nos pasa a todas las mujeres. Todas, antes o después, llegamos a ese momento de la vida llamado menopausia del que casi nadie habla en los medios de comunicación, como si fuera un tabú. ¿Sabéis lo que pienso? Que el hecho de que la menopausia siga siendo un tema restringido es otro signo de que quieren hacernos creer que la vida de una mujer está acabada si no es fértil, joven y guapa. Cuando en realidad, a medida que vamos avanzando en la vida, tenemos más cosas que aportar porque somos más sabias y experimentadas. Que una mujer por tener 30, 40, 50, 60 ó 90 años no es menos mujer, ni deja de ser bella por el hecho de cumplir años, de que su cuerpo y cara cambien y de que la gravedad vaya haciendo su efecto.

Defiendo la vida que cada una quiera vivir. 
Estoy segura de que ser madre es una experiencia maravillosa, y no hay nada más generoso que darle vida a una persona (por embarazo y también por adopción, pues la vida no se da solo en la sala de partos), pero no todas las mujeres quieren o pueden ser madres. Y no por ello son menos, ni tampoco más.

Yo aún no tengo claro si algún día seré madre. Ahora mismo no es algo que desee, pero no sé lo que pensaré en el futuro. Mi vida no es incompleta por no tener un hijo; no os imagináis lo completa que es. 

Lo que sí tengo claro es que si un día tengo una hija quiero que viva su vida como ella quiera, que sus decisiones sean libres y que nadie le diga lo que debe o no debe hacer para ser feliz. Que sus límites los ponga ella y no los cánones de belleza, de tipo ideal de familia y de comportamiento que le quieran imponer.

Besotes y feliz finde.

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